En ocasiones aparecen jamones ibéricos con alguna de sus pezuñas, uñas o chitas muy largas, llegando a quedar arqueadas. También puede ocurrir en el cerdo Mangalica, autóctono de Hungría, que también tiene las uñas negras. Allí lo llaman “pezuña en patinete”.
Tradicionalmente escuchamos que esto es debido a que el animal no ha estado en el campo, sino que se ha criado en cuadras con suelo de cemento y a ello se debe este crecimiento anómalo.
Observamos que, cuando aparece, lo hace en animales de cierta edad. Normalmente son reproductores o, al menos, individuos de más de un año de vida.
La causa fundamental de este defecto es la presencia de consanguinidad en la línea ancestral del animal, es decir, animales nacidos del cruce entre individuos emparentados. Cuando esto ocurre la frecuencia de aparición de este defecto se intensifica muy notablemente.
No hay pruebas definitivas de que el efecto de desgaste contra un suelo más o menos duro propicie la aparición de este crecimiento, pero en todo caso la observación empírica nos hace pensar que más bien sea al revés: que sea en terrenos de suelo blando, arenosos y suelto donde más frecuencia de aparición tiene este fenómeno.
El hecho de que, cuando aparece en corrales de cemento, lo haga de una forma puntual y esporádica y no en todos los animales que están en las mismas condiciones, confirma también que no es esta la causa.
Conclusión: Mito. El defecto de uña de patinete en los cerdos ibéricos o mangalicas es un indicador de la consanguinidad del animal y no se produce por estar criado en cuadras con suelos duros o abrasivos.
Os mostramos el ejemplo de otro tipo de animal al que también le sucede el defecto de uña de patinete. En este caso es un burro con las pezuñas largas.
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